Mi seudónimo
Mi seudónimo sería Ianu Kriz y me
sugiere el nombre de un escritor de novela policíaca. El título de una de sus
novelas sería “Los misterios de Frank”.
Sinopsis de la historia inventada:
El protagonista de esta
historia es un campesino que se dedica al cultivo de manzanos de los cuales
produce sidra. Tiene fama de terco y tacaño, por esta razón no es muy querido
en su pueblo. Una noche de invierno, mientras el campesino se encuentra dormido
en su cama, se incendia una hoguera que destruye la mayoría de sus tierras, y a
consecuencia de ello, pierde todos sus manzanos. Al final de la historia se
despeja la incógnita, una llamada de teléfono aclara todo lo sucedido. Resulta
que el incendio se produjo por la caída de una farola al suelo situado entre el
caserío del protagonista y otro caserío colindante. Además de comunicarle dicho
suceso, se compadeció de su vecino al ver que se
había quedado sin ningún fruto y le prometió entregarle la mitad de su cosecha.
La única condición de tal hecho bondadoso sería que cada vez que se cruzaban
por la calle tenía que devolverle el saludo, obligándole también a cambiar su carácter
testarudo.
Érase
una vez un campesino muy testarudo con hectáreas y hectáreas de manzanos en su haber.
Vivía en una granja solitaria y descuidada, situada en la parte más elevada de
la aldea. Principalmente se dedicaba al cultivo de manzanos de los cuales la
mayoría los empleaba para producir sidra y posteriormente llevarlo a la venta.
Además de ser un hombre terco podríamos decir que era un hombre tacaño y, por
esta razón todos le conocían como el “el viejo pesetero gruñón”.
Una
gélida noche de invierno, mientras el campesino dormía en su cama resguardado
de las mantas que él mismo había elaborado mediante la lana obtenida de las
pocas ovejas que poseía; un ruido alarmante acompañado de un humo espeso le despertó
del sueño. ¡Sus preciados manzanos estaban ardiendo!, gran parte de su cultivo
se había convertido en aquella llama roja devastadora cubierto de un humo negro
que más tarde se propagó hasta el pueblo. La rápida colaboración de los
lugareños y los bomberos que llegaron más tarde pudieron apagar el fuego
producido en el terreno. Prácticamente toda su futura cosecha se había reducido
a cenizas y las ganancias que tenía previstas iban a quedarse en nada.
El
siguiente día de la trágica noche en la cual el campesino perdió la mayoría de
la cosecha, recibió una llamada de otro labrador que vivía cerca de su caserío.
En dicha llamada, el señor que se encontraba al otro lado del teléfono le comunicó
una noticia que le cambió la expresión del rostro y dio un cambio inesperado su
situación. Según el granjero que vivía en el caserío contiguo al suyo, una de
las farolas que iluminaba el paso entre los dos caseríos se cayó al suelo provocando,
de este modo, el incendio que devastó toda su cosecha. El señor que le informó
de tal suceso, se compadeció de su vecino al ver que se había quedado sin
ningún fruto y le prometió entregarle la mitad de su cosecha. La única
condición de tal hecho bondadoso sería que cada vez que se cruzaban por la
calle tenía que devolverle el saludo, obligándole también a cambiar su carácter
testarudo.
Ya
sea por la condición impuesta por el otro agricultor o bien por el hecho
bondadoso, el campesino cambió radicalmente su personalidad, respetando a todas
las personas que le rodeaban y ayudando a la gente que se encontraba en una
mala situación.